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CD. LA ALMUNIA 1 - CF. EPILA 1

Imagen destacada
Incidentes al final que se saldaron con la decisión arbitral de mostrar cinco tarjetas rojas, tres para los locales y dos para los visitantes

 

CD. LA ALMUNIA; 1 - CF. EPILA; 1

Reparto de puntos en el gran derbi valdejalonero, disputado en Las Tenerías almunienses, al que sólo le sobró el espectáculo tanganero montado en sus postrimerías.

Fernando Rosel/directivo del C.F. Épila

La Almunia acudía a este encuentro después de recibir dos derrotas consecutivas, en 9ª posición con (7, 0), mientras que el Épila lo hacía con la herida reciente asestada por el puñal gallurano, aunque manteniendo su posición de líder de la clasificación con (12, +5).

El partido entre almunienses y epilenses, suponía el atractivo de ser el gran derbi valdejalonero, por lo que reunía ingredientes suficientes, como para ser considerado uno de los partidos de la jornada. Y la verdad es que el encuentro respondió a lo que implica un derbi futbolístico, dando en todo momento emoción e incertidumbre en el resultado hasta el momento final.

Sin embargo, dicho esto, hay que decir también que en este emocionante derbi sobró el espectáculo tanganero que se montó en las postrimerías del encuentro, considerándolo como algo que debe irse superando y erradicando del fútbol actual, y ser visto cada vez más como una anacronía, que debería aparecer cada vez menos en los campos de fútbol. Porque el fútbol es pasión, emoción y muchas cosas más, pero ya ha llegado el momento en que este extraordinario espectáculo, que es el fútbol, se desmarque de cualquier cosa que tenga que ver con la violencia.

El encuentro se celebró sobre césped natural con un buen estado del terreno de juego, temperatura muy agradable y con un registro de entrada por debajo de lo habitual, y con un buen puñado de incondicionales epilenses que se habían desplazado a la vecina localidad almuniense a presenciar este interesantísimo encuentro

El equipo arbitral tuvo una papeleta muy difícil en el cumplimiento de su labor, viéndose realmente comprometidos en sus decisiones en los momentos finales del encuentro, en los que tuvieron que gestionar toda una intensa y prolongada tangana, que se saldó con la decisión arbitral de nada más y nada menos que de mostrar cinco tarjetas rojas, tres para los locales y dos para los visitantes, y en donde bajo mi modesta opinión, el colegiado Sr Héctor Gómez demostró la personalidad y oficio suficientes como para que aquello no se fuera más de su cauce y al final hacerse con el control de la situación, consiguiendo acabar el partido agotando todo su tiempo reglamentario sin que se “le arrugara el ombligo”, intentando en todo momento tomar decisiones lo más salomónicas posibles, en esos difíciles momentos para cualquier árbitro, en donde por unos momentos la confusión, el descontrol y hasta algunas formas de violencia, se propagan dentro y fuera del terreno de juego.

En el primer acto del encuentro, de manera global La Almunia fue el dominador del partido, siendo dueño y señor del centro del campo y llegando con mucho peligro a la portería epilense, en donde el Gato Fabre con una actuación soberbia, salvó a su equipo de que los almunienses se pusieran por delante el marcador, haciendo paradas a tiros consecutivos de enorme mérito.

Por su parte, el Épila en esta primera parte estuvo perdido y durante muchos minutos con una “modorra de verano” de escándalo, perdiendo constantemente balones en el centro del campo, sin capacidad de conexión a la hora de jugar el balón, algo nervioso en ciertas zonas de la defensa e inoperante en ataque salvo, para hacer justicia, algunos esporádicos zarpazos que no tenían continuidad.

Los “fotogramas” más relevantes de esta parte fueron a nuestro entender los siguientes:

-Minuto-2, clara ocasión de peligro almuniense, tras meter un balón mediante un potente saque de banda al área epilense.

-Minuto-4, el Épila consigue presionar arriba y lanzar dos saques de esquina consecutivos, sin consecuencias.

-Minutos del 10 al 12, se produce el acoso intenso de La Almunia, realizando hasta tres tiros potentes con márchamo de gol dentro del área epilense, obligando al Gato Fabre a sacar lo mejor de sí mismo para evitar lo que parecía inevitable, entrando el equipo epilense en la sensación pugilística de estar “contra las cuerdas” en dos minutos que se hicieron interminables, poniéndose de manifiesto la teoría de la relatividad en lo que al acortamiento y estiramiento cerebromental del tiempo se refiere.

Hasta el minuto 20 La Almunia se erige en el dueño y señor del partido, llevándose todos los balones, anticipándose a todos los pases, robando balones a su rival y jugando con una intensidad muy superior a la de lo mostrado por los jugadores epilenses.

A partir del minuto 20, el Épila parece empezar a salir de la “modorra ovejil en una tarde de verano”, y el partido comenzó a equilibrarse, siendo el momento en que acercándose al área almuniense, el Sombras Sidy consigue lanzar un potente tiro que neutraliza muy bien Oscar Moreno.

-En el 27, es la Ardilla Diloy quien lanza un potente tiro dirigido a la cepa derecha del poste almuniense, volviéndose a lucir Oscar Moreno que bloca con seguridad un balón peligroso.

-en el 41, el Galgo Dani ve adelantado a Oscar Moreno y le intenta una vaselina de lejos que no consigue coger puerta.

Con estos esporádicos zarpazos epilenses y el dominio global de La Almunia, especialmente durante los primeros 20 minutos, acaba la primera parte con el cero a cero inicial.

En el segundo acto, el Épila parece salir más enchufado y ya en el minuto-1 se elabora una bonita combinación El Niño Usón-AdrianMaster-El Galgo Dani, que lleva peligro al área rival.

-En el minuto-8, se produce el clásico sándwich dentro del área al jugador epilense el Galgo Dani, por parte de dos defensas almunienses que ni el línea ni el árbitro deciden sancionar.

-A partir del minuto 10 el juego empieza a endurecerse y, en el césped de Las Tenerías, empiezan a surgir faltas a manera de setas en un bosque otoñal.

Se van produciendo los cambios reglamentarios y el partido entra en un momento de subes-y-bajas trepidante, entrando el encuentro en una fase sin dueño claro.

-Así las cosas, en el 18 es La Almunia quien ejecuta un rápido y peligroso contragolpe pero que acaba tirando el balón fuera de portería.

-Es en el minuto 20 cuando el jugador del Épila Galgo Dani va realizar una jugada espectacular, haciendo una de sus galgadas consigue zafarse de dos defensas, llegar a la línea de cal de fondo de portería almuniense, pone un balón de lujo al corazón del área, y allí la Ardilla Diloy consigue rematar con rabia a portero batido, pero un defensa almuniense lograr taponar el disparo cuando todos veían ya un gol cantado, siendo la ocasión más clara del partido.

El partido entra en una fase de poder a poder, subiendo de intensidad por momentos, viéndose un Épila ya despierto y más ambicioso e intenso

-Minuto 31 va a venir la jugada desgraciada para el Épila, sin excluir el meritorio ataque almuniense, dando como resultado que sea un defensa epilense quien introduzca el balón en su portería, haciendo el uno a cero para La Almunia.

El partido se “vuelve loco” entrando en una fase vibrante y emocionante propia de un derbi, donde el Épila no quería perder y La Almunia quería mantener su provisional victoria...

-En el minuto 34, el jugador epilense el Mono Esteban, que había salido en la segunda parte mostrándose muy inquieto y voluntarioso, lanza un golpe franco directo cerca del balcón del área almuniense que “encoge el corazón” almuniense al mandar el balón al travesaño, con la consiguiente decepción, por contra, para los jugadores y seguidores epilenses.

-En los momentos finales del encuentro se va a concentrar toda la intensidad emocional en el desenlace del encuentro, produciéndose en el minuto 43 una jugada dentro del área almuniense, en donde el Épila intentaba agotar sus últimos cartuchos de cara a conseguir el empate, produciéndose una tangana que acaba con tres expulsiones por tarjeta directa de tres jugadores almunienses, y con dos expulsiones también con tarjeta directa de dos jugadores del Épila, originando todo ello un prolongado parón hasta que el árbitro consigue controlar y reanudar el encuentro de nuevo.

Y una vez reanudado el encuentro, en el minuto 88 según acta arbitral, el silencioso, pundonoroso y bravo LionHeart Rubén, baja de su posición natural en la defensa epilense, infiltrándose en el núcleo del área almuniense y consiguiendo un balón de oro suelto en el área remata con convicción y rabia a la portería de Oscar Moreno, consiguiendo con un “lionheartazo” de los suyos el uno a uno para el Épila, y poniendo las tablas definitivas en el marcador.

Es el momento en que Las Tenerías almunienses entran en un estado mental de bipolaridad, en el que los jugadores e incondicionales epilenses entran en el subidón de un delirio eufórico, en donde el gran LionHeart epilense es envuelto por un ovillo de jugadores haciendo la clásica montonera en el césped de Las Tenerías, en un momento que será difícil de olvidar, mientras que los jugadores e incondicionales almunienses, como es entendible, entran en un inevitable bajón anímico.

Un minuto más tarde acabó el partido con un resultado que deja al Épila 3º con (13, +5), compartiendo la misma puntuación con el Montecarlo 1º con (13, +10) y el Brea 2º con (13, +7), teniendo la sensación después de lo sucedido en este encuentro, de haber sumado un punto. Mientras que La Almunia se queda en el puesto 12º con (8, 0), a cinco puntos del líder, y con la sensación dolorosa de haber perdido dos puntos en los últimos instantes del encuentro.

Para terminar quiero felicitar todo el esfuerzo realizado por los jugadores epilenses a la hora de no bajar los brazos hasta el último segundo del partido, así como manifestar mi admiración también por el intenso y buen trabajo realizado por los almunienses, haciendo sentir al espectador una emoción a lo largo de todo el encuentro.

Quizás en el fragor de los momentos finales del encuentro que supone todo derbi, sobró el espectáculo tanganero. Pero también es cierto que el fútbol no es la ópera, y sin que justifique dicho espectáculo, sino todo lo contrario, y utilizando el argot judicial, sirva la rivalidad que supone todo derbi como atenuante que no como eximente de dicho espectáculo tanganero, siendo lo más importante que, una vez acabado el partido, todos nos veamos como personas compartiendo una misma pasión que es el fútbol, y como localidades vecinas deseosas de mantener un buen entendimiento.