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Épila 3 Utrillas 1

Imagen destacada
Los epilenses tuvieron que sudar la camiseta hasta los últimos compases del encuentro, encontrándose en todo momento ante un rocoso Utrillas

Épila 3 Utrillas 1

EL ÉPILA SIGUE FIEL A LA VICTORIA EN SU FORTIN DE LA HUERTA, IMPONIÉNDOSE A UN ROCOSO Y CORREOSO UTRILLAS, EN UN ENCUENTRO DONDE EL MUSCULO Y LAS TÁCTICAS, FUERON LOS PRINCIPALES PROTAGONISTAS

Fernando Rosel Lana

Los epilenses, aunque acaban de perder el liderato, recibían en un buen momento al Utrillas, tras conseguir un valioso empate como visitante ante un equipo de fuste como es el Andorra, permitiéndoles todavía seguir arriba en la tabla como terceros con 13 puntos, a un solo punto del actual líder, y con un golaverage favorable de (+5).

Por su parte, el Utrillas llega a La Huerta epilense después de recibir una abultada y dolorosa derrota en su propio terreno frente al líder actual San Juan, que los ha dejado en el 12º lugar de la tabla clasificatoria con tan solo seis puntos, habiendo ganado un solo encuentro, y con un golaverage desfavorable de (-6).

De esta manera, sobre los números, dinámicas y estados actuales de ambos equipos, “a priori” y “solo a priori”, el Épila afrontaba este encuentro con el papel de claro favorito, pero sin dejar de tener un gran respeto a su rival, teniendo en cuenta que, en el fútbol, nadie  con sensatez se atreve ya a “vender la piel, antes de cazar el oso” y, en consecuencia, a sabiendas de que si querían optar por la victoria en La Huerta, tendrían que “sudar el mono de trabajo” y sufrir hasta el final.

Y así fue en realidad, pues los epilenses tuvieron que enfundarse bien el traje de faena, y sudar la camiseta hasta los últimos compases del encuentro, encontrándose en todo momento ante un rocoso y correoso Utrillas, que puso de manifiesto ser un equipo de mucho más fuste, que el que refleja su situación actual en la tabla clasificatoria.

El partido, se jugó con temperatura algo fresca y algo de viento, aunque sin obstaculizar demasiado la práctica del fútbol, en un buen estado del terreno de juego, y con una buena asistencia de público que, si en un principio, mantuvo las vibraciones bajas por lo visto durante muchos minutos en el terreno de juego, acabó vibrando alto en los últimos veinte minutos del encuentro, al ver como su equipo le daba la vuelta a un partido, en el que el equipo visitante se ponía por delante en el marcador.

En la primera mitad del encuentro, el Utrillas desplegó en La Huerta epilense un plan estratégico de estar muy encima del rival, sin dejarle jugar cómo el balón, maniatando durante muchos minutos al Épila, sin dejarle apenas opción de movimientos y desplazamientos eficaces del balón, y siendo dueños del mismo durante muchos intervalos del tiempo de juego.

El partido se convirtió, en casi la totalidad de esta primera parte, en un partido demasiado gris, salpicado solamente con escasos chispazos de jugadas aisladas a la hora de llegar a ambas porterías, que acabó con sequía total y absoluta de goles en el marcador.

Enseguida se vio que el encuentro no iba a ser vistoso en el juego para el espectador, y que lo que estaba predominando eran las “tácticas de vestuario” y la “fortaleza del músculo” en el terreno de juego.

La ocasión más clara para los epilenses, se produjo en el minuto-11 en un balón dividido entre su delantero Adrián Molina y el portero utrillense Tavares, tras romper la espalda de los centrales mineros, pero la jugada se resolvió por centímetros a favor del portero visitante.

A partir del ecuador de esta primera mitad, el Utrillas adelantó todavía más sus líneas y presionó mucho más en los espacios, convirtiéndose claramente en el dueño del partido, llegando a botar hasta cuatro saques de esquina consecutivos, donde en uno de ellos el portero epilense Fabre tuvo que emplearse a fondo con una de sus “gatadas”, para evitar que el balón entrara por el segundo palo, en un intento utrillense de conseguir el llamado “gol olímpico”, siendo momentos en los que el Épila estuvo más desorientado, espeso, impreciso, y sufriendo mucho sin balón.

Pasada esta “tormenta” para los locales, el Épila consiguió en el minuto-37 acercarse con estética además de con peligro a la portería de Tavares, llevando a cabo una jugada magistral entre Dani Alonso, Pablo García, Nano Rosagaray y Adrián Molina, que acabó no obstante con el balón fuera de los tres palos de la portería utrillense.

El Épila despertó de su letargo en los momentos finales de esta primera mitad, se sacudió del dominio y presa de los turolenses, y en el minuto-41 logra romper la barrera defensiva rival por su costado derecho, y al desbordar el último defensor encarando portería con peligro inminente y claro de gol, el jugador epilense es objeto de falta, que el árbitro no duda ni un instante en mostrar la tarjeta roja directa al jugador visitante Yorel Jiménez, que supuso dejar a su equipo con diez durante toda la segunda mitad del encuentro. Ejecutada la falta sin consecuencias para el marcador, acabó la primera parte del encuentro con el cero cerismo instalado en el marcador.

En la segunda mitad, el Épila salió con  más chispa e intensidad, pero el Utrillas se mantuvo bien posicionado en el campo, sin descomponerse, y sin dejar de plantarle cara al encuentro a pesar de su inferioridad numérica, siguió presionando continuamente, originando que los jugadores epilenses en el intento de coger el control del balón, cometieran faltas de manera consecutiva, haciéndolos entrar en momentos de casi desespero e impotencia ante su rival, viendo como pasaban los minutos sin que pudieran hacerse con el control del partido.

 Así las cosas, es el minuto-63 cuando el Utrillas, fruto de su empeño, consigue marcar en segunda jugada, por mediación de Erick Rodríguez, tras un rechazo de la defensa epilense, el cero a uno para su equipo.

Habría que llegar al minuto-71, para que en una excelente jugada del Épila, iniciada por banda izquierda, con la participación del Nano Rosagaray, Adrián Molina y Dani Alonso, este último enviara el balón a la red utrillense, dejando el marcador en empate a uno.

A partir de aquí, los epilenses logran soltarse de la presa del Utrillas, motivados por el gol y por la aparición del “mago” Nano Rosagaray, que comienza su espectáculo particular de magia en el área visitante, apoyado por los otros maestros de ceremonia llamados Pablo García, Adrián Molina y Dani Alonso, creando peligro de gol de manera constante.

La Afición de la Huerta empieza a subir las vibraciones contagiando a sus jugadores, mientras que en paralelo, los jugadores del Utrillas, se van deshinchando progresivamente fruto de la presión epilense, y del efecto de jugar con uno menos.

De esta manera, el Épila se fue ya definitivamente a por el partido creyendo en sí mismo. El técnico epilense, tras fortalecer el centro del campo con hombres de refresco, incrementó el número de efectivos en ataque, adelantando metros en posición claramente ofensiva al jugador Pablo García que, por razones tácticas, había tenido que jugar casi todo el partido en el centro del campo y, en el minuto-86, fruto de las continuas incursiones en el área visitante, se comete pena máxima, precisamente al jugador epilense Pablo García, el otro mago en las áreas rivales. Ejecutada dicha pena máxima, por el mismo jugador, lleva la alegría a él mismo, a su equipo y a las gradas de La Huerta, dándole la vuelta al marcador, poniéndolo en un dos a uno para el Épila,

Todavía habría tiempo para el tercer gol epilense, como consecuencia de otra pena máxima en el minuto-89 de partido, como consecuencia de otro derribo en el área visitante, en otra de las incursiones ofensivas de los locales. Lanzado el penalti por el “mago” Nano Rosagaray, subiría al marcador el  ya definitivo tres a uno para el Épila, en un partido que aunque empezó gris y plomizo, acabó siendo vibrante.

Respecto del colegiado del encuentro, Sr Silva Treviño, auxiliado en las bandas por los Srs Villanova Carcas y Hörndler Gil, hay que decir que bajo nuestra opinión,  estuvo bien en líneas generales, mostrándose incluso valiente y con personalidad, a la hora de sancionar determinadas jugadas que, a ningún árbitro, resulta cómodo resolver, en un encuentro que en su tramo final no fue nada fácil de arbitrar.

Destacaron por parte del Épila, una vez más la buena actitud y el buen hacer de TODOS sus jugadores, y de manera especial el incansable Rubén Gracia, los magos Nano Rosagaray y Pablo García, y la persistencia de Adrián Molina y Dani Alonso, al que se le notó en el partido, que está saliendo de una lesión, pero que a pesar de ello, tuvo el mérito con su gol de meter al Épila en el partido. Destacando, por parte del Utrillas, su jugador Jaime San José.

Merece también una mención especial, en este encuentro, el buen planteamiento táctico del Utrillas, muy bien diseñado y dirigido por su técnico Héctor Otal, que consiguió maniatar durante mucha parte del encuentro a un buen Épila en su fortín de La Huerta, así como a todos sus jugadores por el enorme trabajo de compromiso y esfuerzo, llevado a cabo durante todo el partido.

Y por supuesto, otra jornada más, hay que destacar al técnico epilense Miguel Catalán,  por la excelente preparación táctica de este encuentro, sabiendo colocar a sus piezas en el tablero de La Huerta, de acuerdo a las circunstancias del momento de su plantilla y de las características del rival, leyendo muy bien todos los momentos de un encuentro muy complicado, así como también por hacer llegar su presencia y motivación a sus jugadores a lo largo de todo el partido, sin descomponerse en ningún momento, dando ejemplo de compostura y firmeza a sus jugadores en el campo, sabiendo trasmitirles la serenidad y la confianza en la victoria hasta el último momento, y dando ejemplo de respeto al equipo arbitral en sus siempre difíciles decisiones.