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ÉPILA, 1 - SAN JUAN, 1

Imagen destacada
Empate que le sabe a poco al Épila tras haber hecho méritos suficientes en la segunda mitad como para haberse alzado con la victoria

ÉPILA, 1 - SAN JUAN, 1

Fernando Rosel Lana

UN ÉPILA TIESO, TEMEROSO Y ESTÉRIL EN LA PRIMERA PARTE DEL ENCUENTRO, OBTUVO UN EMPATE EN “LA HUERTA” FRENTE AL LÍDER, QUE LE SABE A POCO, TRAS HABER HECHO MÉRITOS SUFICIENTES EN LA SEGUNDA MITAD, COMO PARA HABERSE ALZADO CON LA VICTORIA

DATOS DE INTERÉS PREVIOS AL PARTIDO

Se trataba del partidazo de la jornada, al enfrentarse segundo con primer clasificado. El todavía imbatido San Juan, acudía al siempre difícil fortín de La Huerta epilense como líder indiscutible, en el partido que iniciaba la segunda vuelta de esta interesantísima y apasionante liga, para enfrentarse a un Épila muy bien plantado en la tabla, y con el reto interesante de intentar ser el primero en romper la imbatibilidad del hasta ahora todopoderoso líder, por lo que el encuentro tenía todos los ingredientes para despertar la máxima expectativa, y por ende el máximo interés y seguimiento, tanto en propios como en extraños, y muy especialmente, en los equipos de la zona alta de la clasificación.

CIRCUNSTANCIAS AMBIENTALES

El partido, se jugó en césped natural en aceptable estado para la práctica del fútbol, con una temperatura agradable para la práctica del fútbol aunque con un poco de viento, y con una excelente entrada de público local como viene siendo habitual en La Huerta, al que se sumó un buen número de seguidores foráneos, que aunque no pudieron disfrutar de un fútbol de calidad, asistieron a un buen espectáculo futbolístico, dada la incertidumbre en el resultado y lo apretado del mismo, que mantuvo la pasión encendida en ambas aficiones pero, afortunadamente, sin incidentes y en buena armonía entre ellas a lo largo de todo el encuentro.

LABOR ARBITRAL

La siempre difícil labor arbitral, fue llevada a cabo por el colegiado Sr. Hernández Andrés, auxiliado en las bandas por los Srs. Espino López y Román Simón teniendo todo el equipo arbitral una actuación que podemos calificar como regular, mostrándose en ciertos momentos como dubitativo, con no muy buena coordinación con sus líneas, y demasiado riguroso con las tarjetas mostradas a los locales, teniendo a su favor no obstante el que sus decisiones no influyeran en absoluto en el resultado final del encuentro.

PLANTEAMIENTOS, JUGADAS CLAVE Y GOLES DE LA PRIMERA PARTE

En la primera mitad la alta vigilancia, y las estrategias de presión en el centro del campo, especialmente por parte del San Juan, unido al enorme agarrotamiento epilense, derivado de una excesiva sobrecarga mental generada por la programación de una excesiva dosis de respeto al rival, no dieron opción a que sobre La Huerta apareciera ningún atisbo de juego vistoso por parte de ninguno de los dos contendientes, que pudiera ser “paladeado” por parte del espectador, que tuvo que contentarse con el juego mental de la incertidumbre ante lo que podría ser el resultado final del encuentro.

En cualquier caso, esta primera mitad fue de dominio de balón claramente sanjuanero, mientras que el Épila solo puso sobre el césped esporádicos escarceos  por banda izquierda, a través del siempre peligroso e inquieto Nano Rosagaray, que no generaron en ningún momento sensación d peligro en la portería mozarrifarense defendida por Sandino.

En este contexto, el San Juan tejió tácticamente una tupida y técnica red en el centro del campo, que con cierta calidad en el toque y una excelente presión, se adueñó del balón y a penas permitió al Épila pensar ni maniobrar con eficacia de cara a la portería rival, conduciendo el balón hacia la portería del meta epilense Fabre de manera continua, aunque sin dar sensación tampoco de gran peligro de cara al gol.

Sin embargo, la presión sanjuanera fue “in crescendo” y el balón se encariñó varias y consecutivas veces con las esquinas del área epilense, y en uno de esos saques de esquina, concretamente en el minuto-10, uno de los centrales del Épila en el intento de despejar el balón, lo introduce en las propias mallas de su equipo, haciendo el cero a uno para el San Juan.

A raíz de este desgraciado gol encajado por el Épila, el San Juan siguió practicando el “body to body” (cuerpo a cuerpo), que aunque no lograban tampoco crear ocasiones claras de gol, asfixiaron y agotaron a su rival hasta la saciedad, no pudiendo quitarse de encima los locales el agarrotamiento y la falta de ideas, que los mantuvo en un juego tan voluntarioso como estéril, hasta el mismo final de la primera mitad, manteniéndose ambos porteros prácticamente inéditos, yéndose a los vestuarios con la ventaja de cero a uno en el marcador para los sanjuaneros..

PLANTEAMIENTOS, JUGADAS CLAVE Y GOLES DE LA SEGUNDA PARTE

En la segunda mitad, el Épila salió con un nuevo software mental libre de especulaciones sobre el poderío del rival y bajando el nivel de las tácticas excesivas de prevención. De esta manera los epilenses recobraron su esencia natural, su idiosincrasia más propia, y desde el mismo inicio del segundo acto, se “echaron al  monte”, mostrando una mayor soltura y alegría en el juego, así como una mayor confianza en sus posibilidades, yéndose a por el partido con auténtica hambruna de victoria.

En este sentido empezó a activar, cada vez con más peligro, su particular DVR y en el minuto-55 el Nano Rosagaray, el “mago de La Huerta”, recibe una asistencia de lujo con un bello pase en profundidad, de uno de los grandes maquinistas del centro del campo epilense, llamado la astuta ardilla Diloy, y con tanta velocidad como acierto, define de manera excelente metiendo el balón raso, potente y ajustado a la cepa izquierda de la portería sanjuanera, sin que su guardameta Sandino no pueda hacer otra cosa que contemplar el contacto del balón en sus mallas. Era el empate a uno en el marcador, y sobre La Huerta se respiraba la sensación de que el Épila podía darle la vuelta al partido, y alzarse con la victoria.

El Épila se fue adueñando cada vez más del juego y del balón, y al San Juan le resultaba cada vez más incómodo jugar sin él.

En el minuto-68, con la RVD activada, Vakerito lanza un tiro a portería que sale por arriba besando la madera del larguero y la cara del meta sanjuanero Sandino, empieza a manifestar cierta preocupación.

En el minuto-72, es Dani Alonso quien tiene el gol de la victoria en las botas, pero el balón acabaría mordido y despejado con muchos apuros por la defensa sanjuanera a córner.

En los últimos quince minutos del encuentro, el Épila empezó a “oler sangre” en el costado derecho de la defensa sanjuanera, y empezó a hurguir en ella con ataques continuados, utilizando el estilete del mago Nano Rosagaray, que empezó a dar muestras de su entrada en su trance particular a la hora de definir los partidos en los minutos finales, pero el marcador ya no se movería.

Los últimos minutos, los jugadores de ambos conjuntos dieron muestras del gran desgaste tanto mental como físico de este encuentro, y bajaron bastante los brazos dando como bueno el empate. Un empate que, por lo hecho durante los 45 minutos de este segundo acto por el Épila, se nos antoja como un resultado escaso, que debió de dar paso a una victoria local, sin dejar por ello de reconocer en ningún momento, el meritorio y justo empate conseguido por el San Juan en el difícil campo de La Huerta.

De esta manera, el San Juan, sin marcar por sí mismo ni un solo gol y siendo dominado prácticamente durante toda la segunda mitad por el Épila obtuvo, fue capaz de sumar un punto en La Huerta. Y es que debemos de dejar también muy claro, que en el fútbol no solo interviene el acierto sino también el desacierto. Y en este caso, parece evidente según lo visto en los 90 minutos, que junto a los reconocidos y meritorios aciertos tácticos del San Juan, fueron los desaciertos epilenses, tanto en la defensa en lo referente al primer gol, como en lo referente a ciertas malas definiciones en ataque en la segunda mitad, las que privaron al Épila del triunfo, sin que ello signifique de ninguna manera, señalamiento de culpabilidad alguno hacia ningún jugador, sino todo lo contrario, reconocimiento y admiración a su gran trabajo y pundonor en el campo, siendo el infortunio, producto de los lances propios del juego que es justo y necesario admitir.

DESTACADOS DEL ENCUENTRO

Destacaron por el Épila, el esfuerzo y entrega de su técnico tanto antes como durante todo el encuentro, y la actitud de entrega, disciplina y esfuerzo de todos sus jugadores, de manera especial Diloy por su enorme trabajo de desgaste en el centro del campo, y el Nano Rosagaray y Dani Alonso, que estuvieron una vez más, tan insistentes como peligrosos en el ataque epilense. Por parte del San Juan, destacó su jugador Cano Moreno.

 EPÍLOGO

En definitiva, se trató de un encuentro que a mí personalmente, me recordó a la fábula del “parto de los montes" de Esopo, en la que tras mucho estruendo inicial solo parieron un pequeño ratón. Es decir, un encuentro en donde el espectador esperaba mucho más futbol del mostrado en La Huerta por los dos primeros clasificados que, especialmente en la primera mitad del choque, ofrecieron un encuentro más tenso que vistoso, que terminó secando la mente y agarrotando y agotando las piernas de sus jugadores.

Un encuentro, en donde ninguno de los dos pudo doblarle la mano al otro, en el pulso disputado sobre el césped epilense, y en el que la vigilancia extrema durante la práctica totalidad del partido, no permitió el buen juego salvo en momentos esporádicos de la segunda mitad, en los que los epilenses fueron los que dieron más muestras de quitarse de encima el desagarrotamiento inicial, y de una mayor alegría en ataque.

El Épila, con este empate, dados los otros resultados de la jornada, pierde de nuevo la segunda posición, que pasa de nuevo al Calamocha, y tendrá que seguir luchando durante esta segunda vuelta, por conseguir una de las plazas de ascenso. Mientras que el San Juan, que supo sumar un punto sin necesidad de meter él mismo ningún gol, continúa imbatido manteniendo su posición de líder, aunque perdiendo algo de la ventaja, que tenía respecto del segundo clasificado