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EPILA 2 ALCAÑIZ 1

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El Epila logra una trabajada y sufrida victoria frente al Alcañiz tras darle la vueta al marcador en la recta final del encuentro

EPILA 2 ALCAÑIZ 1

UN RESULTADO PARA LA REFLEXION EN LA DINAMICA DEL CLUB EPILENSE: RESPLANDORES FUGACES O LA SALIDA DE UN YA DEMASIADO LARGO, OSCURO Y PELIGROSO TÚNEL.

Fernando Rosel Lana. Socio del Épila.

En el encuentro correspondiente a la jornada 27, el Épila ha conseguido con su trabajada y sufrida victoria ante el Alcañiz, tras conseguir darle la vuelta a un resultado adverso en la recta final del encuentro (minutos 81 y 86 según Acta arbitral), mucho más que tres puntos.

Los epilenses, desde los mismos inicios de la segunda vuelta de la competición, y después de trascurridos ya nada menos que nueve encuentros, acudía a este encuentro con el registro de una única victoria y cuatro empates, sumando tan solo siete puntos de los 27 posibles, siendo ello evidentemente un escaso bagaje, para un equipo que partió del cajón de salida, como “caballo a disputar los primeros puestos de la carrera”.

El triunfo de ayer para el Épila en La Huerta, consigue lo que yo denomino el efecto de la “navaja suiza”, por las varias y distintas funciones y aplicaciones que tal herramienta manual permite, ya que en primer lugar, consigue una “analgesia de rescate” muy importante, en una situación tan dolorosa como desquiciante y frustrante, en la que estaba “coqueteando” con el desquicio de la plantilla y de su técnico, el desgobierno y deriva de su Directiva, y el desánimo e irritación de la Afición, hasta el mismo momento de comenzar este encuentro frente al Alcañiz. Situación ésta, que se estaba viviendo como casi insostenible, tanto para el técnico y jugadores, como para Directiva y Afición, cundiendo el desánimo y la irritación por doquier, al igual que un fuego devora la vegetación en un bosque seco.

Con el triunfo de ayer, el Épila ha empezado a calmar su dolor desinflamando sus heridas, y lo ha puesto en el camino de la cicatrización de las mismas, reorientándose en el camino del triunfo, “viéndole de nuevo el rostro a la confianza”, recolocando en el puesto de mando y del buen gobierno a la Directiva, y bajando el tono de la irritación y el desánimo de la Afición.

En estos momentos, el Épila conforma un grupo de equipos junto con el Calamocha, Mequinenza, Cuarte y Calatayud que, con distinto grado y nivel de probabilidades, dado que tienen distinto número de partidos pendientes para competir, están en condiciones todavía de disputar hasta el final una de las plazas de ascenso a Tercera División.

En el fútbol, ya sabemos que todo es posible y que las sorpresas saltan de vez en cuando, como liebres entre matojos en monte abierto. Por ello, no podemos dar nada por cerrado todavía, en esta deportiva y a la vez competitiva lucha por el ascenso, por lo que en consecuencia el Épila debería seguir creyendo en sí mismo como club, equipo y Afición, para mantener de manera ilusionante este bonito y apasionante objetivo de regresar de nuevo a la categoría perdida, especialmente cuando nunca debieron de producirse las circunstancias que ocasionaron su triste y lamentable pérdida, tantas veces ya analizadas y censuradas, argumentadamente y con respeto, por mi persona.

Siempre he defendido la idea de que nada ocurre al azar, y que como siempre nos han enseñado los grandes sabios, lo que existe por el contrario es la Ley de la Causa-Efecto. Todo ocurre por alguna razón y nada por azar. Lo que llamamos la mala suerte y las malas rachas en el fútbol, no son más que los efectos o consecuencias de esa Ley.

Por ello, ciñéndome al caso del Épila, cuando hablamos de una posible salida de una mala racha, quiero hacer hincapié en el peligro que pensar así conlleva, si no se llevan a cabo los análisis inteligentes by honestos correspondientes de los posibles factores y variables, interactuando entre sí de manera sistémica, que nos condujeron a esa situación, definida como “mala racha”, y tomando consciencia de ellos, se toman decisiones coherentes, urgentes y firmes al respecto.

De no ser así, victorias como la de ayer pueden quedarse solo en “resplandores, tan explosivos como fugaces”, más que constituir una auténtica salida concienciada de un ya demasiado largo y oscuro túnel, en el que nos habíamos metido, en mi opinión siempre rebatible por supuesto con argumentos y respeto, por: 1) Desgobierno, desorganización, confusión, temor, debilidad y falta de relieve presidencial, bloqueo, deriva y desconcierto de una  Directiva bunquerizada, y cerrada a cal y canto a la comunicación y al análisis crítico constructivo confundiéndolo con ataques personales paranoicos, sin saber ser, ni estar como tal en un club serio, que aspira a ser importante en Aragón, 2) Vestuario dirigido por un Técnico muy trabajador, serio y comprometido, pero demasiado joven, inexperto y solo (porque se puede estar acompañado y sentirse solo), como para gestionar con decisión y firmeza los zarpazos insolentes de mentalidad yoísta en su plantilla, de jugadores que con demasiada frecuencia olvida la SIEMPRE PRIORITARIA mentalidad de Equipo y de Club, así como las relaciones con una Directiva donde ha reinando más el voluntarismo anarcoide y mentalmente plano, que la organización inteligente y continuada.

En el futbol de competición deportiva, los resultados son los que al final deciden todo. Los resultados dependen de una plantilla y un Técnico, y éstos de una Directiva. Por lo que a manera del llamado efecto caída de las fichas de dominó, si la primera ficha se cae, todas las demás lo harán también. En este caso, la primera ficha es la Directiva, por lo que si no está firme y con claridad en su posición sobre el tablero, toda su desestabilización, hará que todas las demás fichas colocadas tras ellas, también se desestabilicen.

Por todo lo anterior Srs de la Directiva del Épila, “átense bien los machos”, recíclense, reformatéense, se autoanalicen primero ustedes para después pasar a analizar todo lo demás, tomen consciencia de que ocupan puestos no solo de entretenimiento personal, sino de responsabilidad deportiva en la historia del CF Épila, y actúen en consecuencia con toda la firmeza posible.

Si así lo hacen, verán como lo de las “malas rachas”, es algo que depende más de ustedes de lo que pensaban, y a TODOS los que deseamos lo mejor para el Épila, nos proporcionará mucha más satisfacción. Y de esta manera, el Épila alcanzará el puesto y el relieve sociodeportivo que le corresponde en Aragón, porque un Club y Equipo que aspira a ser y estar en Tercera División, pasa ineludiblemente señores por ser gestionado por una Directiva del mismo nivel.

Animándoles a ello, y en espera de que sean capaces de formular un ambicioso, inteligente y apasionante Proyecto para TODOS, con una nueva mentalidad acorde a los tiempos actuales, en la próxima temporada, reciban todos ustedes mis más sinceros respetos.