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COMPETIR EN FUTBOL BASE

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El trabajo del entrenador en el fútbol base debe ir encaminado a adaptar el fútbol al jugador y no al contrario Hay que enseñar mas y competir menos

COMPETIR EN EL FÚTBOL BASE

  • "No hay que empezar siempre por la noción primera de las cosas que se estudian, sino por aquello que puede facilitar el aprendizaje." Aristóteles.

A lo largo de las temporadas un entrenador evoluciona debido a la formación continua por medio de cursos, charlas, ponencias, libros,  artículos... y a la retroalimentación que se produce por el desarrollo de las competiciones y la evolución de sus equipos. A pesar de que la propia experiencia es la principal fuente de mejora, no es la única ya que existe otro método de reflexión sobre la realidad de un técnico y es el análisis objetivo de los comentarios de los sectores más próximos al equipo y que marcan el desarrollo del mismo. Estos sectores son las directivas, afición, padres, y otros cuerpos técnicos.
Por supuesto que hay que extraer ideas y frases puntuales ya que muchas opiniones se enmascaran en intereses personales pero cuando acaba la temporada y recuerdas ciertas conversaciones te permite meditar y cuanto más tiempo pase te ayuda a elaborar un análisis fuera de cualquier elemento personal que distorsione una conclusión lógica.

A este respecto, recuerdo dos conversaciones que a lo largo de los años miro en perspectiva y me llaman a la reflexión. 
La primera de ellas fue una predicción de un directivo de la Federación en el curso de entrenadores de futbol allá por el año 2004. En aquel momento se impulsó la transformación de campos de tierra en terrenos de hierba artificial y nos animaba a los entrenadores ya que eso debería suponer una mejora considerable en la calidad de los entrenamientos lo que se transformaría en una mejora técnica de los jugadores.
La segunda conversación más que una charla fue un debate con el presidente de un club puntero en Aragón en una mesa con compañeros, directivos y coordinadores en la que nadie se atrevió a intervenir. Hablábamos sobre las prioridades en el fútbol base, el presidente anteponía la COMPETICIÓN sobre cualquier otro objetivo ya que compitiendo se llegan a todos. Mi postura era la de defender la FORMACIÓN para alcanzar el objetivo del club. La discusión terminó con la intervención muy audaz de un directivo exponiendo que hablábamos de lo mismo pero expresado de diferente forma. Por su puesto que no era así y seis años más tarde aún estoy más convencido de mi postura.
A partir de éstas conversaciones y viendo el fútbol base aragonés actual llegamos al título de este artículo: "En Aragón se compite mucho y se juega poco".

El fútbol ha evolucionado desde las prioridades de un aspecto concreto y no desde la globalidad. En mi época como jugador de fútbol base y ya desde años atrás, lo principal era la preparación física y corríamos o subíamos escaleras entrenamientos completos, por su puesto con las botas de tacos con el consiguiente ruido de claqueteo que ensordecía los golpeos de balón de los niños que habían acabado su entrenamiento y por fin disfrutaban de la pelota. En mis primeros años como entrenador predominó la técnica como base de la mejora del futbolista pero trabajada de una forma tan analítica que no tenía casi relación con el juego real. En la actualidad vivimos en la época de la táctica pero, en mi opinión, seguimos sin acertar con el modelo más eficaz para el desarrollo del futbolista. Esta forma de entrenar en la actualidad se transforma en equipos en los que se ha limitado el error pero en los que también es raro ver un acierto. En el campo vemos jugadores correctos en el juego pero pocos son los que proponen algo distinto a lo establecido. La magia, el riesgo o el descaro van desapareciendo en los campos para dar paso a un juego efectivo y a balones aéreos que no tocan ese césped artificial que debía ser clave en la mejora, y en la banda solo se escucha a un entrenador pidiendo intensidad a su equipo.

La evolución del futbolista en la actualidad está supeditada a dos factores fundamentales: la edad cronológica y la competición. Los entrenadores nos basamos en las características de la categoría y la edad para trabajar con un grupo haciéndolos competitivos para esa temporada dirigiendo la planificación a tareas estándar que seguramente habremos sacado de equipos de otro nivel competitivo y edad. En éste proceso se crean futbolistas pero no jugadores de fútbol. Un futbolista es aquel que ha desarrollado unas cualidades concretas y las desarrolla a máximo nivel pero no controla el juego. Éste perfil de jugador despunta en categorías concretas pero se hunde en otras y está más indicado en el rendimiento deportivo mediante la especificidad, esto es, fútbol profesional. El jugador de fútbol por el contrario debe abarcar más facetas del juego y pese a tener una evolución más lenta dispone de recursos suficientes para afrontar cada dificultad que se plantea en partidos y entrenamientos. Cuántas veces habremos visto un jugador de fútbol que destaque por su calidad y que desde la banda justifiquen que juega poco porque es pequeño o porque no compite bien.

El trabajo del entrenador en el fútbol base debe ir encaminado a adaptar el fútbol al jugador y no al contrario. Las tareas de los entrenamientos y la evolución se adaptan a las características de cada niño y no a la competición o a la edad. Buscamos un fútbol con un ritmo distinto para cada persona con un objetivo común, con diferentes ritmos y espacios. Si a todos les exigimos mucha velocidad y jugar en espacios sacados de un libro crearemos jugadores que saben lo que deben hacer por el propio desarrollo de cada tarea pero no se crearán los procesos mentales necesarios para el entendimiento global del juego por encima de la efectividad en acciones concretas. Esa intensidad mal entendida es la que hace que cuando el jugador acaba su etapa de formación pueda llegar a ser futbolista pero no jugador de fútbol.

El entendimiento de la labor diaria del entrenador varía con los años y nuevas ideas vendrán. Nadie tiene la verdad absoluta en un juego en el que intervienen tantos factores pero un niño  tiene unas características determinadas que deben ser la pauta para transmitir todo tipo de conocimiento y el deporte no es una excepción.

Victor Gumiel - Articulo realizado para la revista del Comite Aragones de entrenadores